VICHADA, LA JOYA POR DESCUBRIR

Ya teníamos la misión encargada para el Canal Trece: rodar el próximo capítulo de Magnífica Región Trece en el Vichada. 

La teníamos clara y nos embarcamos en la aventura. 

El impuesto de turismo es de 20 mil pesos y para extranjeros, 42 mil pesos. Jamás me había montado en un avión de Satena. Alguna vez me había encaramado en una avioneta de esas que van a la Macarena donde sólo caben tres personas, máximo cuatro si son flacuchentos. El vuelo es de hora y 15 minutos aproximadamente. Cuando aterrizamos, el ambiente húmedo se percibió al momento dando la impresión de que fuera a llover. Nos preocupamos un poco porque ya teníamos planeados varios rodajes para realizar ese mismo día. 

Está bien lejos Vichada; es inmenso y solitario. Contando el casco urbano y las cinco inspecciones, Puerto Carreño, su capital, tiene aproximadamente 15 mil habitantes. Y es la población más grande del departamento, hagan las cuentas que yo ya di todo lo que pude con mis precarias matemáticas.

¡Es inmenso!: Wikipedia dice que tiene una superficie de 100.242 km². ¡Eso es muchísima tierra! Siempre he creído, con aciertos y desaciertos, que mientras más lejos uno se vaya de la selva de cemento, más chévere es la experiencia: Los colores son distintos y el olor de la tierra ajena te evoca cosas que no se habían manifestado en tí, pero que están latentes.

El sol brilla para todos por igual, pero calienta distinto cuando vas a otros lugares. El de Vichada para la época, era abrasador, absurdamente rudo, pero, gracias a esa condición, la naturaleza evolucionó de una forma hermosa y áspera.

El Vichada es una tierra muy brava. La famosa ruta 40 nació como un proyecto para conectar el este y el oeste de Colombia. La idea inicial era que empezara en Buenaventura y finalizara exitosamente al otro extremo del país: Puerto Carreño. Pero como a veces las cosas no salen como se planean, el impulso del pavimento llegó hasta el municipio de La Arepa y de ahí en adelante, la trocha es jurisdicción de la sabana selvática del Vichada.

Muchos entrevistados me contaron cómo es la odisea de venirse por tierra y todos estuvieron de acuerdo en que el trayecto puede tardar hasta 3 días, viajando desde las 4 a.m. hasta las 6 p.m. con sólo una hora para almorzar. Que se hacen unos huecos impresionantes en el invierno y que la polvareda es nefasta en verano, tanto que puede afectar la salud. Que, muchas veces, según la temporada, quedan motos y carros enterrados en el lodo o hundidos en los arenales. Que esos tremedales sólo se los gozan los amantes del rally y del 4×4. Que valió la pena por la cantidad de fauna hermosa que se aparece sin timidez al borde de la carretera: Venados, cafuches, gurres, lapas, perezosos  capibaras y un jurgo de especies desconocidas. Y que jamás en la vida repetirían la experiencia salvo que la carretera esté pavimentada. También me contaron que ya iniciaron las obras para la pavimentación completa este año. ‘Vamojavé’, dirían mis amigos de Curramba.

Estado actual de las vía terrestre hacia Puerto Carreño.

La sensación de lejanía es más fuerte por la distancia combinada con el difícil acceso. Paradójico, porque tiene 3 ríos majestuosos que pueden funcionar como grandes autopistas, pero también depende de la temporada climática. 

Extraído de Wikipedia: La línea roja demarca el Escudo Guayanés.

Aparte de este detalle, hay dos aspectos adicionales por los que Vichada es una tierra brava por excelencia: Hace parte del escudo Guayanés y una parte de su territorio es un cráter formado por el impacto de un meteorito.

El escudo Guayanés es una maravilla, porque es el recuerdo más antiguo de nuestro planeta en cuanto a diversidad de animales, minerales, vegetales y estructuras geográficas. Se caracteriza por tener una flora distinta, impresionante y endémica. Un ejemplo es la serranía de La Macarena. Hace parte del escudo Guayanés y su belleza y diversidad son a todas luces sobrecogedoras. Por ahí oí decir que religiosos apuntaban que ahí fue donde Noé encontró tierra después del diluvio. Y los naturalistas aseguran que es una especie de Arca de Noé (siempre Noé) porque si se extinguiera la vida de la tierra, es probable que la vida tal como la conocemos resurgiera de este lugar. 

Pero bueno, volvamos al punto. El escudo Guayanés en Vichada tiene una presencia particular: Bordea casi todo el departamento siguiendo la ribera del Río Orinoco de ahí pa’ abajo. El lecho del río (¡de no creer!) es un extenso pedazo de piedra y la orilla también es otra gran roca. Esto crea un paisaje maravilloso, mágico y diferente del mundo recorrido. Y, por tanta roca, crea un efecto al que llamamos con cariño, efecto de paila para asar. La piedra se calienta con el sol del verano y nos recuerda su poder térmico tanto arriba como abajo. Técnicamente uno se tuesta al fuego por todo lado y el único alivio está en su hermosa vegetación o en sus preciosos caños y ríos o si se tiene la suerte de contar con aire acondicionado. 

En cuanto al meteorito, cuando salió la noticia de que se había comprobado científicamente la existencia de un cráter de impacto, se planteó usar este episodio espacial como atracción geoturística, lo que podría romper con las limitaciones por la violencia y la desidia gubernamental. Esto fue hace 3 años. ¿Pero saben lo que realmente me impactó tanto como el asteroide contra el suelo? Que ese territorio podría considerarse tierra rara, es decir, con composiciones químicas poco presentes en el planeta. Y párenle bolas: Tiene una importante fuente de preciado Coltán, el elemento que usan para la fabricación de celulares. Dicen que la fuente no es lo suficientemente grande como para una explotación así con todos los juguetes, pero eso no evitó que algunos avispados mercadeen fragmentos de coltán por debajo de cuerda. Pillen este artículo y verán. Hagámosle seguimiento a esta noticia. 

La verdad no vi nada del cráter porque está bastante aislado de la zona en la que estábamos rodando, pero acá les dejo una imagen del sistema de satélites Landsat 

que muestra *claritico los dos aros que comprueban el totazo tan berraco que le pegó el aerolito a este departamento: 

Bueno, ya les conté el chisme galáctico del Vichada, pero muero por contarles lo que pasó después. Empecemos por el nombre Vichada. ¿Ustedes sabían que Vichada es una derivación de Uicheda y significa, en el lenguaje de los indígenas guahibos, “lugar donde la sabana se convierte en selva”? Y bueno, también tienen allí un slogan bien interesante: “Tierra de hombres para hombres sin tierra”. Creo que en ambos casos queda clara la dureza y la belleza del departamento. ¿Si los guahibos se la pillaron hace marras, por qué nosotros aún desconocemos tanto  de este sector del país? Ya llegará el momento de filosofar al respecto. En resumen puedo decir que este ha sido el mejor destino, para cualquier espíritu inquieto, en términos de paisaje y experiencia. 

El plan de rodaje determinaba que debíamos ir a Casuarito y ahí fue donde realmente sentimos al Vichada en cuerpo y alma. Agarramos una lancha cuyo trayecto cuesta 40 mil pesos por 1 hora y 15 minutos de navegación sobre el Río Orinoco. Curiosamente, en el rodaje que tuvimos en Leticia, no tuve la oportunidad de ver el Río Amazonas, así que aún no había visto en mi vida tanta agua dulce junta, hasta que vi al Orinoco.

O sea, ¿qué le pasa a la naturaleza? Es increíble ver tanta agua junta, sus diferentes estados y colores. Cuando el río se veía quieto y diáfano, ahí la lancha se enloquecía y se sacudía. Cuando tenía pequeñas crestas, sonaba diferente el motor. Había islas que se imponían por la mitad del inmenso río. Me preguntaba varias cosas: Si esta lancha se voltea, ¿hacia dónde podría yo nadar para salvarme? 

La orilla era agresiva:  tenía roca o vegetación que no se veía amigable al tacto. “Seguro debe haber tembladores y morrocos mordelones esperando a que una llanera guate llegue ahí por equivocación. ¿Qué animales habrá por ahí escondidos? No vi ninguno, salvo las aves, pero bajo el agua es otro universo. ¿El conductor de la lancha cómo aprendió su oficio de alto riesgo? ¿Por qué hay un ataúd encima de la lancha? Sí, aunque no lo crean, ¡había uno!. 

Cuando llegamos al puerto de Casuarito, bajaron el ataúd y el evento estuvo acompañado de chistes y comentarios: -No se preocupe, mamita, que no lleva muerto adentro.- Decía un señor a quien no recordé haber visto en la lancha. “Pero lo va a llevar” pensé con ceño sombrío. 

Ya en tierra nos encontramos con la persona designada para guiarnos en Casuarito, que intimidaba un poco. Era una mujer fuerte, con rasgos indígenas, un bolso de Vélez y zapatos Skechers de 400 mil pesos. No me intimidaba su outfit sino la contundencia de sus palabras. “-Ah, sí.-dijo- Esa urna es para un muchacho de 16 años que murió ayer de hambre.”- Así no más lo dijo y quedamos atónitos. Según lo que dicen muchos medios de comunicación, no hay niños muriendo de hambre en Colombia.

Momento en el que bajaron la urna de la lancha.

Llegamos a la escuela de Casuarito y los niños se enloquecieron con los equipos, especialmente con el dron. Fue hermoso. Les cambiamos por un rato la realidad y eso es valioso. Un niño se nos acercó y preguntó si éramos médicos. Le dijimos que veníamos de parte de un medio de comunicación nacional. Aún así, se animó a pedirnos ayuda. Su amigo tenía un fuerte dolor de cabeza. Al ver al amigo, notamos que estaba decaído y con notables manchas blancas en la cara, una señal indudable de desnutrición.

Le íbamos a dar una pastilla para el dolor, pero primero le preguntamos si había comido algún alimente ese día y su respuesta fue un increíble: -No. Llevábamos unas hallacas, botín de nuestro entretenido rodaje en el solar de una familia carreñense que aseguraba hacer las mejores hallacas y rellenas del país. Y tenían razón. Pueden ver este momento en el programa Magnífica Región Trece.

Les dimos las hallacas a unos pocos afortunados, ya que no teníamos tantas. Una vez el niño enfermo comió, el dolor de cabeza desapareció. Ahí nos dimos cuenta de que había un problema grave allá. Empezamos a recibir versiones diferentes: es que es culpa del Gobierno. Es que es culpa de los indígenas que quieren todo regalado. Es que nadie quiere trabajar. Es que los venezolanos acaparan los trabajos. Es que estamos en tiempo seco. Y así hasta el infinito. Pero esas conjeturas no sirven de nada porque a pesar de que sea información no verificada, lo que sí se puede palpar en carne propia, es el hambre tan tenaz que se sufre en esa zona. 

Hicimos algunas tomas. Me encaramaron en una canoa, me pusieron a caminar por el malecón, todo esto bajo el inclemente sol cenital de las 11am. Empezamos a contemplar la idea de irnos con lo que ya habíamos grabado ese día, porque no teníamos nada asegurado para pasar una noche allá, ni las comidas. Pero entonces nos arreglaron la estadía en una casa sobre la loma, que teníamos que compartir con la delegación artística de Puerto Carreño. Imagínense cargar equipos (cámaras y trípodes) loma arriba con ese calor tan arrecho. Ufff. 

Llegamos y nos encontramos con la sorpresa de que la habitación que nos dieron para 4 personas, con equipos de televisión y maletas, no tenía sino las paredes, el piso y una ventana sin cortinas, ni vidrio ni anjeo. A merced de toda clase de alimañas. Estábamos tan cansados que reposamos un rato en el piso medio frío y sacando fuerzas quién sabe de dónde, decidimos ser resilientes ante la situación.

Nos paramos a seguir rodando y cuando regresamos a nuestro aposento, repitiendo el proceso de llevar los equipos loma arriba, no había nadie en la casa. Ahí empezamos a sentir la frustración y el desencanto con la región. Había una muchacha con una moto y se nos ocurrió pedirle el favor o a cambio de algo de dinero, de llevarnos abajo para recoger las llaves. -No tengo gasolina, qué pena- Dijo la muchacha. Uno del equipo se puso la 10 y bajó sin demora. A los 5 minutos, la chica que nos dijo que no tenía gasolina, prendió la moto y arrancó relajada. Nos preguntamos cuáles habrán sido sus razones para negar un favor sencillo. 

Le dijimos a la guía que nos íbamos, ya que no estábamos cómodos y presentimos que pasar la noche en ese lugar iba a ser más guerrero de lo que habíamos imaginado. En medio de la conversación, apareció el líder de la Junta de Acción Comunal de Casuarito quien salió a nuestro rescate. Nos dio estadía y vales para alimentación. Nos facilitó, además, un transporte para llegar al hostal. Sentimos algo de moral y decidimos seguir adelante con este nuevo aire.

El hostal era un antiguo prostíbulo, al igual que la casa que estaba al lado. Casuarito fue un llegadero de comercio importante antes de la crisis de Venezuela. El cuero, los víveres y textiles eran el tesoro de ese entonces. El comercio prolífico siempre llega con prostíbulos bien dotados con los mejores talentos femeninos y de diferentes lugares. 

-Esto antes era un lugar con mujeres- Me dijo el casero. 

-Por mujeres te refieres a…- le pregunté. 

-¿Cómo le dijera? Mmm. 

-¿Te refieres a prostitutas?

-Eeeeso mismo. 

Técnicamente vamos a dormir en un prostíbulo, ¡qué genial!– Pensé. 

-¿Bueno y por qué ya no están acá?- pregunté. 

-Por el hambre, esas muchachas tenían muy mala vida. Pasaban días sin comer y así les tocaba trabajar cuando por milagro llegaba algún cliente. Nuevamente el hambre. 

Esa noche, por coincidencia, se puso bueno el ambiente de Casuarito. Era el Festival Internacional del Bocachico de Oro. Ese pez está metido, literalmente, hasta en la sopa. Río colombiano que se respete tiene una buena provisión de bocachicos. La mayoría de los exponentes musicales eran de Venezuela. Súper talentosos y jóvenes.

Es uno de los pocos festivales municipales de carácter internacional. Entrevisté a una pelada venezolana que tenía la mejor colocación y capacidad vocal que haya visto en mi vida. Cantaba con las tripas y con el pecho robusto. Fue la mejor entrevista que le he hecho a un adolescente hasta el momento. Nos regalaron una botella de aguardiente Llanero que no supimos terminar porque es demasiado fuerte y estábamos camellando.

Bailamos joropo y recibimos el apoyo de la comunidad. Hasta el animador nos mencionó por el micrófono. Fue muy lindo, de verdad. Todos estaban contentos porque tenían la frontera abierta hasta las 5 a.m. y el festival no era de 2 días sino de 3. Entrevistamos al precursor del evento y nos explicó que lo hacía por un notable sentimiento de apropiación y amor por su tierra. Sentí el vientico de la Rosa de Guadalupe al dar con estos personajes. Recorrimos muchos lugares, sentimos la desidia, vimos el hambre y sus estragos. Y ver esto, fue como un bálsamo para el alma. 

Camino a dormir, vimos el cielo y la luna estaba preciosa. Las muchachas bonitas de Casuarito tenían sus mejores pintas, ojos con escarcha, moñitos de colores en sus hermosas y frondosas cabelleras y brillo labial. Los chicos tenían sus jeans modificados y hoodies de colores. El olor a perfume y a cuerpos recién bañados, se confundía con el de los asaditos que provenían de las casetas. Así huele una fiesta de pueblo. Nos comimos el mejor perro caliente que hayamos probado en kms. 

Supimos que el niño que murió, pertenecía a una comunidad indígena que estaba cerca de ahí: 10 minutos en canoa y 45 minutos caminando. La historia nos tocó tanto que decidimos reunir dinero entre nosotros y pedir a algunos amigos y familiares algo de dinero con el fin de armar unos mercaditos para ayudar a esta comunidad a pasar al menos 4 días sin hambre. 

1era foto: Con los niños de la comunidad. Son 8 familias de las cuales hay en total 25 infantes. 

2 Foto. Chulito posando. Jamás había estado tan cerca a un chulo.

Abajo a la Izq. Un gatito descansando del sol.

Abajo Der. Chulito más al detalle. 

Al otro día decidimos ir a esa comunidad a llevarles los mercados y de paso, realizar la caminata por la loma de piedra, llegar al caño Casuarito y si alcanzábamos, ver los pictogramas. Y así fue. Luego de un desayuno bien guerrero, arrancamos para la comunidad indígena en canoa. Llegando, casi se nos voltea. Atracar una canoa en una orilla de piedra, no es tan fácil. Llegamos a la comunidad y había una comisión de la Fiscalía investigando el tema del niño. Estaban casi todos los integrantes de la comunidad.

Los niños con una mueca sonriente, gatos y perros con hambre y enfermedades y un zamuro que parecía ser parte del combo. Empezamos la entrevista y el jefe de la comunidad a quien llamaban capitán, nos aseguró que era cristiano. Le pregunté que porqué era cristiano si la cosmovisión indígena es distinta y me respondió: -Dios tiene mayor cobertura para hacer milagros, llega más lejos.- 

El chulo seguía ahí y me parecía divino. Algunos insistían en sacarlo del cuadro. -Arrrgg Arrrgg-, dijo el chulo cuando lo trataban de quitar. 

Le pregunté al capitán que cómo se llamaba el chulo y me dijo tímidamente que él era de la comunidad y le decían con ternura Chulito. Me enteré de que el chulo los acompaña a pescar y está en la jugada con los desperdicios. 

Luego de repartir los mercados, me sentí como mal. Recordé la foto del ganador del Pulitzer, el que tomó la foto del chulo acechando a una niña africana a punto de morir de hambre. Dicen que terminó suicidándose porque no aceptaba la culpa de estar allí y no hacer más. Ojalá pudiéramos hacer más, pero, como les dije, son tantas las razones posibles y tan grande la falta de investigación etnográfica al respecto, que uno no sabe si se está haciendo algo bueno o malo. Al menos que no pasen hambre 4 días, fue nuestro consuelo. 

Nos contaron que esta comunidad pasa hambre porque la temporada de pesca está malísima por el clima. Allá le dan mucha relevancia al invierno y al verano y con justa razón. La dinámica general cambia con el clima, depende de ella. Es una comunidad pescadora, así que cuando no hay pesca, no tienen tierra para cultivar. También me contaron que las toninas suelen parquearse cerca al regadal que está cerca a la comunidad y que devoran o espantan a todos los peces. Literal, viven en una piedra, las toninas les hacen bullying y como si fuera un chiste del destino, la comunidad se llama Piedra Tonina. 

Empezamos la caminata ruda por la roca. Supimos que se calienta tanto que se crean grandes trozos de cuarzo. Les dije a los de mi equipo que el cuarzo se usa para absorber energías negativas y uno de ellos dijo: -Pues a mí ya me absorbió toda la energía que tenía, ¡estoy mamado!

Hay plantas piro-resistentes, de esas que se incendian y siguen creciendo como si nada. Esa también medra en la serranía de la Macarena: Escudo Guayanés, ¿eres tú?

Vimos el famoso cactus del Vichada. La vimos con el moñito arriba pero no tenía flor.


Empecé a trotar loma arriba porque sentía que si caminaba lento me iba a morir sofocada. El camino se puso más sabanero y nos aseguraron que en esa sabana llegan los venados a parchar en la madrugada. Llegamos al caño. Este fue el mejor plan del viaje, el agua estaba espectacular y el paisaje parecía sacado de una revista de testigos de Jehová.  Echamos baño, hicimos unas tomas. Entrevistamos a nuestro guía, un profe de deportes de Quibdó que llegó hace 2 años a Casuarito a probar suerte. Él fue uno de los que me dijeron que jamás volvería a viajar por la carretera de Vichada. 

Seguimos el camino, con el tiempo en contra y llegamos a una comunidad indígena, organizada y muy bonita. Las malocas eran hermosas y todo se veía como el sueño de un antropólogo; hasta sonaba la emisora indígena por ahí. Cuando llegamos, el capitán de la comunidad nos saludó levantando la mano como si desmenuzara algo. Pero no. Es la señal universal de que se pide dinero. Sin dar la mano nos dijo que cobraba 5 mil pesos por cada uno para tener el derecho a ver y grabar los pictogramas. No lo hicimos.

Comunidad Indígena San Antonio

Ya estábamos cerca a Casuarito, teníamos que subir otra loma de piedra y de la nada veo a un hombre no indígena completamente desnudo pasando el rato como si no existieran más humanos en la tierra.  No se inmutó con nuestro paso. No logro entender la incomodidad que me da al ver esos locos que muestran el pipí y lo más extraño es que los hay en muchos de los lugares a los que he viajado por lo que podría hacer un catálogo. Llegamos finalmente, listos para agarrar nuevamente la lancha y regresar a Puerto Carreño. 

Cuando llegamos, nos dijeron que la señora que había hecho la reserva de la lancha, notificó que nosotros no le habíamos pagado el trayecto de regreso. Sin resolver el tema y algo frustrados, logramos subirnos a la lancha y de ahí partimos hacia Puerto Carreño. En la lancha me puse a pensar que Casuarito puede ser una alternativa ecoturística muy top. Si uno no tiene la plata y el tiempo para ir al Tuparro, este plan sería perfecto. Si le metieran el empeño al asunto ecoturístico, la realidad de ese departamento sería otra. La verdad es un poco arrogante pensar que uno tiene la solución para todo, pero al menos es una actitud más saludable que no hacer nada y dejar la cosa quieta. 

En la noche fuimos a comer ante la mirada incesante de los niños indígenas. Un compañero del equipo contó que los niños son quienes llevan el dinero y la comida a sus casas. Que reúnen los cunchos de la cerveza para dotar a sus padres de licor y que son capaces de meter las manos en los platos de los comensales. Dicen que lo hacen porque les sale mejor mendigar que trabajar la tierra y que reclaman tierras sólo para construir sus malocas y acaparar territorio.

Otros dicen que los grupos al margen de la ley los tienen acorralados en territorios que no les alcanza para cultivar o que no son favorables para tal actividad (recordemos que parte del territorio es una gran piedra maciza), que tienen hambre porque no tienen los recursos para sobrevivir cuando no hay cosecha o subienda de pescado, que están esperando a que alguien se apiade de ellos y les brinden apoyo en salud y alimentación a cambio de sus saberes y productos ancestrales.

Que no quieren nada regalado, sólo ser parte de la comunidad, recibir ayuda para poder conservar sus raíces y subsistir en una realidad cruda adobada por la arrogancia  y la desidia. -Por favor, vengan a visitarnos. Por favor, vuelvan-. Fueron las frases que más nos dijeron.  

Siento que mostrar esto es parte de la solución. La visibilidad cumple con su trabajo. Nos jactamos de ser hábiles viajeros, pero la verdadera habilidad no es lograr los mejores precios y las mejores experiencias, sino la paciencia de la que uno está armado para lidiar con el factor humano. Ahí es donde realmente uno demuestra apertura mental. Si uno tiene la sabiduría para lidiar con ciertos episodios inesperados con amor y paciencia, se habrá graduado como aventurero del mundo.

Las mentes también trabajan distinto en otros lugares y mientras más lejanos, se hacen más extraños a nuestro pensamiento. La lejanía no sólo es geográfica, sino también mental. El destino nos llevó a encontrarnos con personas a las que todo les parecía que nada tenía que ver con ellos o con sus intereses personales. Gracias a Dios, también tuvimos la oportunidad de conocer algunos individuos que rompieron este esquema y nos brindaron lo mejor de sí. 

Este viaje nos trajo un cúmulo de experiencias, de información, de razones coherentes o no, de causas que podrían motivar debates y más debates, reclamos y mesadas de cabellos, arrancamiento y rasgadura de prendas. Mientras tanto el hambre sigue ahí, matando niños.

Mira todos los capítulos sobre nuestro paso por Vichada de Magnífica Región Trece / Capítulo 36, 37, 38 y 38.

Para vivir completamente esta experiencia junto a mi, te espero todos los sábados y domingos de 2pm a 5pm por Canal Trece Colombia o por streaming 

Datos de Puerto Carreño y Vichada

  1. Es el sexto departamento menos poblado de Colombia. 
  2. La Hidra del Orinoco hace parte de las leyendas de la cultura indígena. Me encantó la historia porque dicen que cuando vuelva a aparecer éste ser en el Río, será el fin de los tiempos. Léelo aquí 
  3. El Orinoco es el 4to Río más largo de Suramérica.
  4. El escudo Guayanés son formaciones de la era precámbrica, con una cobertura sedimentaria también muy antigua, formada por areniscas y cuarcitas muy resistentes a la erosión. Esta cobertura sufrió un levantamiento y plegamiento casi desde el mismo momento de formación del planeta Tierra, lo cual ha originado unas mesetas muy elevadas y de pendientes verticales, denominadas tepuyes, un término de origen indígena (de la lengua pemón), que significa montaña. (Extraído de Wikipedia)

Recomendaciones para cuando viajen a Puerto Carreño: 

  1. Armen un repelente con tabaco, menticol y domeboro. Esta receta es propia del productor del equipo, un ávido viajero que siempre va súper preparado. El repelente tradicional no sirve para ese gegén de río. 
  2. Tengan paciencia con las personas. El servicio al cliente puede ser un poco retador. 
  3. Lleven equipo para todo: toalla y ropa de secado rápido, cobija viajera, zapatos guerreros, un mosquitero, pedialyte y mucho protector solar.  
  4. Tengan un presupuesto para comprar mercaditos para donarlos o lleven algo que sea de beneficio para las comunidades indígenas. 
  5. No den dinero, pero si pueden ayudar con algo, sería chévere. 
  6. Vayan con la mente abierta, es un territorio aún por descubrir. 
  7. Abran bien los ojos, porque en cada cuadro, hay un micromilagro, un animalito, un evento particular. 
  8. Compren los tiquetes con tiempo. Sale un vuelo diario por Satena. Así que no lleven tanto equipaje. 
  9. Si es extranjero pilas con los sobrecostos. Ofrezca propinas cuando le hagan un cobro justo. El plan más costoso y demandante en tiempo es el Tuparro. Creo que vale la pena. Puede costar alrededor de 2 millones de pesos. 
  10. No se confíe de lo que le prometan. Tenga una mente flexible porque todo cambia segundo a segundo. 
  11. Pero ante todo, vayan. Tengan la experiencia. Vichada sólo recibe al año 300 turistas y hay muy poca información en internet al respecto. Ni siquiera está mencionado como destino por conocer en los libros de turismo propios y del extranjero. Todo está por hacer y se empieza por algo. Potencialicemos éste maravilloso lugar que así es como se logrará cambiar su presente. 

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