Mayapo significa en lengua wayunnaiki «lugar donde hay mucha arena». Queda a unos 30 minutos de Riohacha, la capital de La Guajira. Esta tierra de apalainchis (así se les conoce a los hombres wayúu que se dedican a la pesca), es un punto tan mágico en el mapa que te hace cuestionar por qué no fuiste allí antes.
Acá el tema de la navegación es súper importante: ¿Puedes creer que los apalainchis tienen complejas técnicas de navegación que los ha llevado a Riohacha, a Cabo de la Vela y a otros puntos del departamento? Todo esto resulta bastante interesante si te gusta el etnoturismo. Si hay algo por lo que están orgullosos los wayúu de este sector, es por sus artesanías y por la pericia para el mar.

Algo lindo y retador de Mayapo, es que aquí empiezas a sentir la precariedad en los servicios de agua potable, de electricidad y el internet. Es intermitente y te advierto que vas a recordar tu pericia para bañarte a totumadas con sólo un balde de agua. Aunque te hospedes en un lugar con internet, la naturaleza y la distancia se encargarán de recordarte que estás a merced de la suerte.

Algo similar pasa con la gasolina. No hay tantas bombas, pero al menos hay un buen precio por ella (a menos de que la adquiras por botellas y pimpinas artesanales, pues sus precios son más elevados). En Riohacha llenamos una pimpina con 13 galones de gasolina porque temimos que se nos acabara en medio del desierto. Como el plan era llegar a Punta Gallinas, sabíamos que el tema del combustible sería un reto y comprarle a los pimpineros no era opción… sale muy caro.
Me dio algo de susto llevar tanta gasolina en el carro. Me documenté y me enteré que legalmente se puede llevar esa cantidad y hasta más. Pero me imaginé miles de escenarios en los que el calor haría reacción química con la gasolina y saldríamos volando. Otro escenario fue alucinar por el fuerte olor y empezar a ver chivos furiosos detrás nuestro. La buena noticia es que nada de eso pasó, aunque sí pasaron otras cosas.
Nos quedamos en un hostal muy chévere que se llama Casa Solea. Súper lindo, cómodo, tiene una piscina deliciosa, la playa es muy linda, la música que ponen es buenísima. La comida se nota que está hecha con amor y la cerveza Costeñita está a buen precio. Es un oasis, realmente. Sientes la conexión real con la esencia de Mayapo, sin tener que dejar de lado tu comodidad. Como sabíamos que de ahí para adelante sería realmente guerrero, vale la pena coger fuerzas en un lugar así.

Por la playa pasan señoras wayúu vendiendo manillas con su tejido tradicional de la Alta Guajira, cargadas de buena energía y poder indígena. Lo mejor es que sus precios son buenos y no le dan a uno por la cabeza. Doña Carmen me vendió como 7 manillas y se fue contenta bordeando la larga playa hasta que la perdí de vista. En el cielo se empiezan a ver las primeras cometas de kitesurf.
Al parecer se puso de moda ese deporte porque se puede encontrar varios centros kitesurf regados por toda la costa de la Guajira. Es que este departamento ofrece las condiciones perfectas para practicarlo: fuertes vientos y un mar extenso relativamente tranquilo. Yo de sólo verlos me dolían las rodillas. ¡Son unos duros en eso!
Hace poco tuve la oportunidad de leer un artículo en el New York Times muy bello y completo sobre el kitesurf en La Guajira, y lo puedes leer aquí por si te interesa ahondar en el tema y por qué no, practicar este particular deporte.

El viento no sólo construye el paisaje surreal y mágico de la tierra guajira, sino que hace volar los sueños y las esperanzas de los lugareños que encontraron en él, una forma de navegar y volar por sus mares y cielos.
Por mi parte, y siendo muy personal contigo, te cuento que Mayapo representó dos momentos importantes de mi vida: la primera vez que fui, fue huyendo mentalmente de un mal amor. Y la segunda, celebrando el amor de mi vida, mi luna de miel con mi ahora esposo y compañero de aventuras.
La primera vez que fui, fue con un grupo de amigas. Jamás olvidaré esa noche en la playa de Mayapo, viendo a las estrellas, mientras que los cangrejos nos advertían de su presencia rozando nuestros pies con sus patitas puntudas. La segunda vez, fue como un sueño tropical romántico muy cliché. Abrazados por el mar tranquilo y con la fuerza del amor aceptado y merecido.

Fue la puerta de entrada al magestuoso espíritu de la Guajira. Por favor, no desaproveches la oportunidad de ir, ya sea en plan guerrero durmiendo en hamaca a la orilla del mar o en plan deluxe como la estadía en Casa Solea. Cualquiera de las dos, llenarán tu alma.
No olvides leer mis artículos relacionados a Mayapo: CABO DE LA VELA, UN DESTINO ASOMBROSO y PUNTA GALLINAS ¡IMPERDIBLE!
RECOMENDACIONES PARA IR A MAYAPO
- Es probable que haya muchos cortes en servicios de luz, agua e internet.
- Puedes asistir a escuelas de kitesurfing ahí mismo y practicar.
- Muy rara vez hay extracostos en artesanías (Actualización del año 2024). No pidas rebaja por favor.
- Las playas son aptas para niños, el mar es muy tranquilo y bajo en varias partes.
- La comida es muy económica y muy fresca. Si te gusta la langosta, aquí las encuentras a precios inimaginables. Si no te gusta este tipo de comida, también puedes optar por un delicioso chivo oreado.